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En su fin de semana de estreno, Frozen II ocupó un 88% de las salas a nivel nacional.

Una ONG surcoreana ha acusado a Disney de “monopolizar las salas de cine” con Frozen II. En su fin de semana de estreno, la secuela de la famosa película animada, Frozen, ocupó un 88% de las salas a nivel nacional, por lo cual lo consideran un monopolio que reduce la capacidad de elección del consumidor.

La nueva aventura de la reina Elsa de Arendelle, ha recaudado millones, siendo Corea del Sur uno de los países con mayor recaudación para la cinta, con más de 65 millones de dólares en taquilla, pese a esto, una ONG ha presentado una queja a Disney pues afirman que la compañía ha violado las leyes anti-monopolio del país asiático.

La ONG es el Comité de Bienestar Público (PWC) y en su queja pide que se investigue el monopolio de Disney en el fin de semana de estreno de la cinta, “Disney ha intentado monopolizar las salas de cine y busca beneficios a corto plazo, restringiendo los derechos de elección de los consumidores” han dicho, agregando que la ley especifica que no pueden cubrir más de un 50% del mercado, pues podrían ser considerados una empresa “dominante”

Curiosamente, es un área gris ante la ley, pues no hay una regulación formal para el caso, sin embargo, la hegemonía de Disney sobre las salas de cine este año, con Toy Story 4 y Frozen, ha marcado el inicio de un debate con el fin de mantener una oferta amplia y “justa” en las salas de cine de Corea.

Park Yang-Woo, Ministro de Cultura de Corea del Sur, se había comprometido el pasado mes de abril a tomar consideraciones en cuanto a lo que serían “cuotas en pantalla”, esto quiere decir que cada film podría tener una cantidad máxima de salas en las que puede ser exhibido, así como una cantidad máxima de funciones en su fin de semana de estreno.

Un grupo de cineastas de Corea del Sur, denominado Cineastes Council for Anti-Monopoly, afirma que “El monopolio de la pantalla no es un caso aislado… El gobierno tiene que hacer frente al mercado cinematográfico del ganador se lo lleva todo”, sin embargo, los propietarios de las principales cadenas y salas de cine están en contra de este proyecto de ley, pues afirman que se debe complacer a la audiencia con funciones de las películas que quieren ver, pues esta es una industria comercial y se deben a los consumidores.