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El papa Francisco hizo referencia a la violencia al este de la República del Congo.

Responsabilizó a los vendedores de armas, quienes priorizan sus intereses, en la denominada Misa por el Rito Zaireño en la Basílica de San Pedro.

“Rezamos por la paz, gravemente amenazada en el este del país, especialmente en los territorios de Beni y de Minembwe, donde se propagan los conflictos, alimentados también desde el extranjero con el silencio cómplice de muchos», dijo, antes de hacer referencia a los vendedores de armas y sus intereses directos.

El Sumo Pontífice de la Iglesia Católica mencionó que tanto este, como otros conflictos han sido causados por los vendedores de armas, quienes se enriquecen por las guerras que continúan en el mundo.

En sus oraciones sobe el caso, pidió la divina intervención de la beata Marie-Clémentine Anuarite Nengapeta, con el fin de que se renuncie a las armas por un futuro que no sea más de unos contra otros.

Igualmente, agregó cómo estas acciones influyen en los ciudadanos comunes: “Así, mientras el mundo está lleno de armas que provocan muertos, no nos damos cuenta de que continuamos armando nuestros corazones con ira”.

El llamado del Papa a cambiar las actitudes consumistas de las personas

El Papa Francisco recordó a sus feligreses cómo el consumismo amenaza el futuro del mundo. “El consumismo es un virus que ataca a la fe en su raíz porque te hace creer que la vida depende solo de lo que tienes y te olvidas de Dios y de quien tienes cerca… Entonces se vive de cosas, pero no se sabe para qué. Se poseen muchos bienes, pero ya no se hace el bien. Las casas se llenan de objetos, pero se vacían de hijos. El invierno demográfico que estamos viviendo”, afirmó.

Catalogó el consumismo como un virus que recorre el mundo y cada vez ataca a más personas y enfatizo la importancia de ayudar a otras personas y no sentir que cualquier “hermano” que toque a la puerta debe ser considerado molesto.

“Entonces se vive de cosas y no se sabe para qué; se tienen muchos bienes, pero no se hace el bien; las casas se llenan de cosas, pero se vacían de hijos; se pierde el tiempo en pasatiempos, pero no se dedica tiempo a Dios y a los demás”. Aseguró.

Además de esto, comentó que las personas que viven para las cosas nunca están satisfechas, pues nada les basta y la codicia crece en sus corazones. De esta manera exhorto a sus feligreses a evitar caer en tentaciones y vivir para dar, ayudar y servir.