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El ministro de Cultura de Israel, Miki Zohar, anunció la cancelación del financiamiento público de los premios Ophir tras la victoria de la película The Sea en la categoría de mejor largometraje, decisión que abre un pulso entre el Gobierno y la industria cinematográfica nacional. La medida, anunciada como parte del presupuesto a partir de 2026, responde a la controversia suscitada por la temática de la cinta y las protestas vistas durante la ceremonia.

The Sea, dirigida por Shai Carmeli-Pollak, se impuso como gran triunfadora y se convertirá automáticamente en la candidatura israelí para la categoría de mejor film internacional en los Oscar. El filme narra la historia de un niño palestino de 12 años que emprende un viaje escolar a Tel Aviv para visitar la playa por primera vez y choca con las restricciones de acceso en un puesto de control. Su joven protagonista recibió el Ophir a mejor actor, y el reparto obtuvo reconocimientos añadidos, incluida la mención al mejor actor de reparto.

La decisión ministerial ha generado debate sobre la legitimidad y competencias para retirar fondos estatales. La Asociación para los Derechos Civiles en Israel inició una investigación sobre si el ministerio cuenta con la jurisdicción necesaria para anular la financiación de una ceremonia organizada por una academia profesional independiente. La incertidumbre legal podría llevar el caso a tribunales administrativos.

La gala de los Ophir estuvo marcada por manifestaciones en favor de la paz y la igualdad, con asistentes que exhibieron mensajes críticos hacia la guerra en Gaza y llamamientos por el fin de la violencia. El productor palestino de The Sea aceptó el premio subrayando el carácter humanitario del proyecto y reconociendo el apoyo recibido, incluido el respaldo del Israel Film Fund. Además, el veterano director Uri Barbash fue homenajeado con un premio a la trayectoria y aprovechó su intervención para reclamar el retorno de los secuestrados y el cese de las hostilidades, conectando la entrega de premios con el contexto político del país.

La selección de The Sea fue interpretada por la academia como una reafirmación de la autonomía cultural frente a presiones políticas y a llamados internacionales al boicot. Más de 3.000 figuras de la industria cinematográfica global suscribieron una carta en la que anunciaron la intención de boicotear instituciones cinematográficas israelíes que, a su juicio, están implicadas en políticas represivas contra los palestinos. Entre los firmantes figuran artistas y cineastas de renombre, lo que añadió un componente internacional a la polémica.

Las reacciones desde la industria local calificaron el boicot como dañino para quienes promueven el diálogo cultural y subrayaron la tradición de colaboración entre cineastas israelíes y palestinos.