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China se encuentra en estos momentos en una dura batalla contra una seria escasez de electricidad que ha afectado a millones de hogares y negocios.

La situación es especialmente grave en los centros industriales del noreste, a medida que se acerca el invierno, y es algo que, indudablemente, podría tener implicaciones globales.

En los últimos años, para el gigante asiático ha sido todo un reto el equilibrar la oferta de electricidad con la demanda, lo que a menudo ha dejado a decenas de provincias sufriendo constantes apagones. Y durante las épocas de consumo máximo (en verano e invierno), el problema se agudiza considerablemente.

A lo largo de este año varios elementos han coincidido para generar una tormenta perfecta que tiene de cabeza a los proveedores de energía.

A medida que en el mundo comienza a reactivarse el aparato económico e industrial, luego de un 2020 marcado por la pandemia, la demanda de productos chinos ha ido en aumento constante y las fábricas que los producen requieren de más insumos energéticos para funcionar.

Por otro lado, las nuevas reglas impuestas por Pekín con el propósito de hacer que el país se convierta en una economía libre de emisiones de carbono para 2060 han hecho que la producción de carbón se reduzca considerablemente, aun cuando más de la mitad de la electricidad generada depende de la combustión del carbón.

Ahora bien, a medida que aumenta la demanda de electricidad, el precio del carbón se eleva también. Sin embargo, con el gobierno controlando férreamente los precios de la electricidad, las centrales eléctricas de carbón no desean tener pérdidas, por lo que muchas deciden reducir drásticamente su generación.

Según el periódico estatal Global Times, se han reportado cortes en cuatro provincias: Guangdong (sur) y Heilongjiang, Jilin y Liaoning (noreste). También existen informes de intermitencias en otras regiones del país.

Debido a la situación, las autoridades les han pedido a las principales manufactureras que disminuyan el uso de energía durante los períodos de máxima demanda, o que bien reduzcan el número de días que operan.

Esto se ha reflejado en el hecho de que, en septiembre de 2021, la actividad industrial china se redujo a su nivel más bajo desde febrero de 2020, cuando las cuarentenas por el COVID-19 comenzaron a hacerse más estrictas.

Finalmente, a nivel mundial, las interrupciones podrían afectar aún más las cadenas de suministro, especialmente hacia la temporada de compras de fin de año. Cabe destacar que, desde la reapertura de las economías, diversos actores económicos se han enfrentado a una serie de desafíos relacionados con el transporte de insumos que han amenazado con paralizar la producción de ciertos bienes y servicios.