
Diversos países del mundo, en especial los del Oriente Medio, han manifestado su profunda preocupación por los recientes ataques llevados a cabo por Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares de Irán.
La Unión Europea y las Naciones Unidas han hecho un llamado urgente a un rebajamiento de las tensiones y a la búsqueda de soluciones diplomáticas, en medio de temores de que este conflicto pueda escalar y desbordarse, con consecuencias devastadoras a nivel global.
Los países del Golfo Pérsico, que históricamente se han mostrado contrarios a las ambiciones nucleares de Irán, han expresado su inquietud ante la posibilidad de represalias contra las bases militares estadounidenses en sus territorios.
Emiratos Árabes Unidos, Catar y Omán, que habían estado actuando como mediadores en las negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, han condenado los ataques y solicitado una desescalada inmediata.
Catar, que alberga en su territorio la base estadounidense más grande de Oriente Medio, ha manifestado su temor por un desbordamiento de la violencia. Mediante un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores catarí ha advertido que “la peligrosa escalada actual en la región podría tener consecuencias catastróficas tanto a nivel regional como internacional”.
Asimismo, líderes de los países del Golfo, incluidos el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el emir de Catar y el príncipe heredero de Arabia Saudita, han sostenido encuentros para discutir las implicaciones de esta escalada para la seguridad internacional. En este sentido, Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, ha subrayado la “necesidad de hacer todos los esfuerzos para alcanzar la moderación y evitar una escalada”.
Entretanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha dicho estar “alarmado” por el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos, advirtiendo que esta escalada representa una amenaza directa para la paz y la seguridad internacionales. Guterres también ha dicho que “el único camino a seguir es la diplomacia”, instando a las partes a evitar un caos mayor.
Desde Irak, que también alberga varias bases estadounidenses, se ha señalado que la escalada militar representa “una grave amenaza para la paz en Oriente Medio”, mientras que un portavoz del gobierno de Australia ha hecho un llamado a “la desescalada, el diálogo y la diplomacia”.
En el ámbito latinoamericano, países como México, Colombia, Chile, Venezuela y Cuba han condenado los ataques estadounidenses, calificándolos de agresiones que violan el derecho internacional.
No obstante, en contraste con estas posiciones de rechazo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha elogiado la acción de Washington, felicitando al presidente Donald Trump por “negarle al régimen más peligroso del mundo las armas más peligrosas que existen”.
De igual forma, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania también respaldó los ataques, afirmando que el programa nuclear iraní “debe ser detenido para que nunca más represente una amenaza”.