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El Partido Verde renunció después de que el parlamento rechazara el proyecto de ley de presupuesto de la coalición.

La primera mujer en ser electa como primera ministra de Suecia, la socialdemócrata Magdalena Andersson, ha presentado su dimisión menos de 12 horas después de que se le adjudicara el cargo, luego de que el Partido Verde renunciara a su coalición bipartidista, avivando la incertidumbre política.

No obstante, Andersson aseguró que le había comentado al al presidente del parlamento que esperaba ser nombrada primera ministra nuevamente, pero esta vez como jefa de un gobierno de partido único.

El Partido Verde renunció después de que el parlamento rechazara el proyecto de ley de presupuesto de la coalición.

“Le he solicitado al presidente de la cámara el ser removida de mis deberes como primera ministra”, dijo Andersson en una conferencia de prensa. “Me siento preparada para ser primer ministra, pero esta vez en un gobierno socialdemócrata”.

El Partido Verde dijo que la apoyaría en cualquier nuevo voto de confirmación en el parlamento, mientras que el Partido del Centro prometió abstenerse, lo que en la práctica equivale a respaldar su candidatura. El Partido de Izquierda también ha manifestado su apoyo.

La propuesta de presupuesto del propio gobierno fue rechazada a favor de una presentada por la oposición, que incluye a los demócratas suecos populistas de derecha, los cuales conforman el tercer partido más grande de Suecia y tienen sus raíces en un movimiento neonazi. La votación concluyó con un parejo 154 a 143 en favor de la propuesta opositora.

El presidente Andreas Norlen aseveró que se pondría en contacto con los ocho líderes de los principales partidos políticos “para discutir la situación”.

Andersson acotó que “un gobierno de coalición debe renunciar si un partido elige dejar el gobierno. A pesar de que la situación parlamentaria no ha sufrido cambios significativos, es preciso intentarlo de nuevo”.

El presupuesto aprobado se basó en la propia propuesta del gobierno, pero de los 74.000 millones de coronas (unos 8.200 millones de dólares) que el gobierno quería gastar en reformas, poco más de 20.000 millones (2.200 millones de dólares) se redistribuirán el próximo año, según medios locales.

El presupuesto aprobado tiene como objetivo reducir los impuestos, aumentar los sueldos de los agentes de policía y proporcionar más dinero a los diferentes sectores del sistema judicial sueco.

La escogencia de Andersson como cabeza de gobierno representa un hito para Suecia, considerada durante décadas como uno de los países más progresistas de Europa en lo que respecta a las cuestiones de género, pero en el que una mujer aún no había logrado ocupar el cargo político más alto.