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“Abuelo, lo hicimos.”

Ryan Crouser, campeón en la disciplina de lanzamiento de bala en las olimpíadas de  Río 2016, no solo ha revalidado su título, sino que ha batido el récord olímpico que él mismo había impuesto en par de ocasiones.

Hace cinco años, había alcanzado la marca de 22.52 metros, mientras que su primer lanzamiento en la tarde de este jueves en Tokio (mañana en el continente americano) llegó hasta los 22.83 metros. Sin embargo, este nuevo récord solo duraría alrededor de 15 minutos, ya que en su segundo intento lograría unos impresionantes 22.93 metros. Empero, en una actuación fantástica, el nativo del Estado de Oregon volvería a superarse y su último lanzamiento culminaría en unos increíbles 23.30 metros.

Naturalmente, Crouser se adjudicaría la medalla dorada, seguido por su compatriota Joe Kovacs y por el neozelandés Thomas Walsh en tercer lugar. A propósito, el propio Kovacs admitió no sentirse sorprendido por lo logrado por su compañero de equipo, ya que “él siempre trata de hacer mejor algo en lo que ya es muy bueno”.

“Cuando realiza lanzamientos de este tipo, de verdad que no me sorprende porque es lo que esperaba”, aseguró el medallista de plata. “Técnicamente, es demasiado bueno, y cada vez se vuelve más grande y más fuerte fuerte. El cielo es el límite para este muchacho”, añadió.

Sin embargo, la nota emotiva de la tarde se vio cuando Crouser mostró un mensaje escrito a mano en una hoja en blanco que rezaba: “Abuelo, lo hicimos. ¡Campeón olímpico de 2020!”

Cabe destacar que, a solo un día antes de partir hacia Tokio, Larry Crouser, de 86 años, fallecía a causa de diversas complicaciones de salud. “Él tenía varios problemas de salud al final de su vida, pero si hay algo que destacar es que nunca lo vimos de mal humor. Siempre estaba alegre y siempre me mostró su apoyo”, expresó el atleta.

“Sé que él estaría orgulloso de mí si estuviera aquí”, agregó un emocionado Crouser. “Siempre me insistía en que no importa tanto hasta dónde llegues, sino cómo lo hagas, y disfrutar todo el proceso”, explicó.

Es importante acotar que la presión mental y emocional a la que se ven sometidos los atletas ha acaparado la atención mediática en los últimos días. Por ejemplo, la laureada gimnasta Simone Biles se vio forzada a retirarse de varias competencias debido a problemas psicológicos manifestados pocos días después de aterrizar en Japón.

“Los Juegos Olímpicos son un lugar estresante”, comentó Crouser.