Donald Trump
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En un reciente giro de los acontecimientos, sindicatos docentes y varios políticos demócratas han expresado su contundente rechazo a la polémica orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump que busca la eliminación del Departamento de Educación de Estados Unidos. Los líderes de la Federación Estadounidense de Maestros (AFT, por sus siglas en inglés), que representa a casi 2 millones de educadores en todo el país, han manifestado su intención de llevar este asunto a los tribunales, mientras que otros sindicatos educativos también han anunciado acciones legales para proteger los derechos de los estudiantes y educadores.

La decisión de Trump ha sido objeto de críticas anticipadas, con Randi Weingarten, presidenta de la AFT, emitiendo un comunicado antes de la firma de la orden. Michael Mulgrew, presidente de la Federación Unida de Maestros de Nueva York (UFT, por sus siglas en inglés), destacó la importancia de la rendición de cuentas en la financiación de la educación, afirmando que su organización se uniría al resto de sindicatos a nivel nacional para “proteger a los estudiantes y educadores”.

Por su parte, la senadora demócrata Elizabeth Warren advirtió que esta acción de Trump podría tener graves consecuencias para el futuro de los estudiantes en las escuelas públicas.

“Con esta decisión, Trump les está diciendo a los niños de las escuelas públicas que su futuro no es importante”, expresó.

La creciente oposición a la eliminación del Departamento de Educación se refleja en diversas encuestas. Un estudio reciente del grupo New America indica que el 55% de los encuestados se opone a la disolución de esta entidad. Además, una encuesta de la firma Third Way mostró que incluso entre los republicanos existe un apoyo mayoritario hacia la mejora de la rendición de cuentas en la financiación federal para la educación superior.

Históricamente, la eliminación del Departamento de Educación ha sido un objetivo de ciertos sectores cercanos a la derecha radical republicana. Margaret Spellings, exsecretaria de educación durante el mandato de George W. Bush, recordó que, aunque algunos republicanos han apoyado la eliminación, muchos votan en contra debido a la importancia de la financiación federal para las escuelas en sus distritos.

Es importante señalar que la orden de Trump no puede por sí sola desaparecer completamente el Departamento de Educación, ya que este fue creado por el Congreso en 1972 y su eliminación solo puede ser decidida por el mismo organismo legislativo.

Empero, tras la firma de la orden, Linda McMahon, actual secretaria de educación, elogió lo que describió como una “acción histórica”. Sin embargo, algunos críticos como John King Jr., exsecretario de educación bajo el mandato de Barack Obama, señalaron que, a pesar de que la mayoría de las decisiones educativas se toman a nivel estatal y local, desde hace años “el gobierno federal interviene para garantizar que los estudiantes no sean discriminados, y ese papel sigue vigente”.