
El presidente estadounidense Donald Trump afirmó el viernes haber logrado “grandes avances” en la reunión con su par ruso, Vladimir Putin, aunque reconoció que aún no hay un acuerdo concreto para poner fin a la guerra en Ucrania.
En la misma rueda de prensa, Trump sostuvo que ahora correspondería al líder ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, “lograr el objetivo” de detener el conflicto y anunció la intención de convocar un encuentro trilateral con Putin, en el que él podría participar como mediador.
Trump aseguró que la reunión, cuya duración fue de casi tres horas, fue “extremadamente productiva”, con “muchos puntos acordados”, y señaló que solo faltaba un detalle “significativo”, aunque con buenas perspectivas de solución.
Putin, por su parte, elogió a Trump y explicó que habían alcanzado un “entendimiento”. Asimismo, instó a Europa a no obstaculizar el proceso ni a recurrir a “negociaciones secretas” que pudieran socavarlo.
De igual manera, el mandatario ruso indicó que, además de asegurar la protección de Ucrania, era imprescindible “resolver las causas fundamentales” del conflicto, que incluyen la renuncia de Kiev a la OTAN y la controvertida “desnazificación” del territorio ucraniano.
En la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, ubicada los alrededores del aeropuerto de Anchorage, Trump recibió con deferencia a Putin, lo escoltó por la alfombra roja y le permitió subir a la limusina presidencial conocida como “La Bestia”. Este gesto generó preocupación de aliados occidentales, especialmente en Europa, quienes se alarmaron por la cercanía entre los líderes.
Al cierre de la rueda de prensa, Putin propuso que “la próxima vez sea en Moscú”, algo que pareció tomar por sorpresa a Trump, quien contestó que le parecía algo “interesante” y que “posiblemente suceda”.
En una entrevista con el presentador Sean Hannity en la cadena Fox, Trump reiteró que la responsabilidad de avanzar correspondía a Zelenskiy. “Ahora le toca al presidente ucraniano lograrlo”, expresó, añadiendo que las naciones europeas deberían colaborar para convertir esos avances en un pacto duradero.
No obstante, en el contexto político estadounidense no todos se mostraron optimistas por los resultados de esta cumbre. Por ejemplo, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, reprochó a Trump por brindar legitimidad a Putin sin exigir contraprestaciones.
“Básicamente le puso una alfombra roja a un matón autoritario en lugar de defender a nuestros aliados”, aseveró.
En una línea similar, Ken Martin, presidente del Comité Nacional Demócrata, criticó la afinidad de Trump con Putin y calificó de “enfermiza obsesión” su relación con el líder ruso. Asimismo, advirtió que este enfoque de la política exterior le permitiría a Moscú “hacer lo que le dé la gana” sin mayores consecuencias.
