
Volkswagen, el principal grupo industrial de Europa, ha revelado que planea realizar una inversión considerable en el mercado estadounidense, en medio de las crecientes preocupaciones de que los aranceles impuestos por el gobierno de Donald Trump afecten negativamente a la compañía, que también incluye a Porsche en su conglomerado.
El director ejecutivo de la compañía, Oliver Blume, ha indicado que las discusiones con representantes del gobierno estadounidense han sido “constructivas y justas”, dejando entrever que la empresa no dejará las decisiones arancelarias únicamente en manos de las autoridades de la Unión Europea. A pesar de la confidencialidad en torno a los detalles de las conversaciones, Blume ha señalado que su principal contacto es con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, quien juega un papel clave en la toma de decisiones económicas en el país norteamericano.
La inversión anunciada busca pretende ejercer una influencia decisiva en el gobierno estadounidense con respecto a los aranceles del 25% aplicados a las importaciones de automóviles, los cuales fueron implementados en abril. En este sentido, el anuncio de Volkswagen llega en un momento decisivo, ya que se espera una nueva ronda de negociaciones entre Washington y Bruselas en el marco de la cumbre de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevista para esta semana.
Los expertos opinan que, independientemente de los resultados de estas discusiones, es probable que se mantenga un arancel base de alrededor del 10% tras la expiración de la pausa de 90 días que Trump otorgó para extender las negociaciones. Blume ha manifestado su compromiso para “encontrar soluciones que puedan ser aplicadas universalmente”, reafirmando que Volkswagen “tiene la intención de seguir invirtiendo en Estados Unidos”, poniendo como ejemplo su colaboración con la marca de vehículos eléctricos Rivian, de origen estadounidense.
Cabe destacar que el año pasado fue particularmente desafiante para Volkswagen, con un aumento en las ventas de vehículos eléctricos provenientes de China que ha impactado sus operaciones en Europa. La compañía se enfrenta a una competencia creciente, especialmente en el segmento de lujo, donde Porsche, al depender principalmente de la producción alemana, podría verse más afectada por los aranceles.
La incapacidad de los fabricantes alemanes para llevar el ritmo de sus competidores chinos ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de la industria automotriz alemana. Un ejemplo de esto es que Volkswagen ha anunciado planes para recortar hasta 35.000 empleos para 2030, luego de conocerse un informe que revela una caída del 30% en sus beneficios netos en el último año, atribuida a altos costos de producción y una disminución en las ventas en China.