CGT votó este martes para extender los paros en varias refinerías de petróleo y depósitos.
El presidente francés, Emmanuel Macron, enfrenta el mayor desafío de su segundo mandato debido a la grave escasez de combustible que enfrenta el país causada por la huelga general de los trabajadores de las refinerías y depósitos de combustible, a los que ahora también se unen los transportistas.
El sindicato de izquierda CGT votó este martes para extender los paros en varias refinerías de petróleo y depósitos operados por el gigante energético TotalEnergies, ya que exigen un aumento salarial inmediato del 10% para paliar el alto costo de la vida causado por la guerra en Ucrania, así como una participación en las ganancias de la empresa.
La huelga, que ya acumula tres semanas, continúa golpeando la distribución de combustible en todo el país, especialmente en el norte y centro, y en la región de París. En algunas zonas, el 50% de las gasolineras se habían quedado sin combustible. En todo el país, el 28% de las gasolineras están inoperativas.
La orden del gobierno que instaba a los trabajadores a regresar a sus puestos solo generó mayores molestias y muestras de solidaridad de otros sectores: el martes, los trabajadores de trenes regionales y conductores de autobuses de toda Francia se unieron al movimiento para una huelga de un día para exigir mejoras salariales. Se reportaron retrasos en las redes de transporte, tanto urbanas como interurbanas. De igual manera, parte del personal docente también se declaró en huelga, así como trabajadores de la energía nuclear.
El gobierno francés argumenta que su decisión de poner un límite a los precios máximos del gas y la electricidad ha servido para suavizar el golpe de la crisis del costo de vida. La inflación ha alcanzado un 6.2%, la más baja entre los 19 países de la zona euro, de acuerdo con cifras de Eurostat. En comparación, en el Reino Unido, se espera que la inflación alcance un máximo de alrededor del 11 % en octubre.
En el parlamento, un agrio enfrentamiento entre las diversas facciones acerca del presupuesto del próximo año da muestras de la posición debilitada de Macron, ya que su grupo centrista perdió la mayoría absoluta en las elecciones del año pasado.
El partido de extrema derecha Agrupación Nacional de Marine Le Pen es ahora el mayor partido de oposición en el parlamento, mientras que el partido de extrema izquierda Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon es el mayor partido de izquierda en una amplia coalición que incluye a los socialistas y a los ecologistas.
Ante el asomo, por parte de voceros como la primera ministra Elisabeth Borne, de utilizar un decreto constitucional extraordinario para continuar la agenda gubernamental, los legisladores de izquierda y extrema derecha han dicho que pedirán una moción de censura para pedir la dimisión del tren ejecutivo. No obstante, el partido de derecha Les Républicains ha dicho que no se sumará a un intento de derrocar al gobierno de Macron.