
El gobierno de Estados Unidos confirmó la entrada en vigor, a partir del 1 de agosto, de un gravamen del 35 % sobre las importaciones originarias de Canadá, en una sorpresiva decisión que forma parte de una estrategia más amplia que incluye la posibilidad de aplicar aranceles adicionales de entre el 15 % y el 20 % a la mayoría de sus socios comerciales.
En una misiva enviada al primer ministro de Canadá, se estableció la fecha exacta para el inicio del recargo y se advirtió que cualquier país que no acepte un acuerdo de reciprocidad enfrentará tasas más elevadas que quienes pacten un arancel mutuo del 10 %.
El primer ministro canadiense, Mark Carney, reaccionó de forma inmediata a la medida, asegurando que su administración “siempre ha defendido firmemente” a sus trabajadores y empresas, y reiterando que esta postura se mantendrá “mientras avanzamos hacia la fecha límite del 1 de agosto”.
Con respecto a las declaraciones del mandatario estadounidense, Donald Trump, quien aseguró que “si Canadá decide colaborar conmigo para detener el flujo de fentanilo, podríamos considerar ajustar la carta”, Carney expresó que su país “ha logrado avances cruciales” en la lucha contra el opioide y que su gobierno está dispuesto a “continuar trabajando con Estados Unidos para salvar vidas y proteger a nuestras comunidades”.
Empero, expertos y exfuncionarios estadounidenses han alertado que esta táctica arancelaria agresiva por parte de Trump podría complicar los controles fronterizos y aumentar la vulnerabilidad ante las drogas sintéticas.
Por otro lado, diversos reportes indican que la Casa Blanca estaría evaluando la posible exención de estos nuevos recargos para los productos amparados por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), aunque no se ha emitido una decisión definitiva. De concretarse, se reduciría de manera significativa el alcance del aumento para Ottawa.
Estos nuevos aranceles del 35 % se suman a los gravámenes ya vigentes: un 25 % sobre vehículos y autopartes impuesto en marzo y un 50 % sobre acero y aluminio aplicado en junio. De no mediar cambios, el resto de productos canadienses también quedará sujeto al nuevo tributo.
Las negociaciones bilaterales continúan, pero esta última advertencia parece complicar la posibilidad de acuerdo antes del 1 de agosto. A su vez, las más de veinte cartas enviadas por la Casa Blanca en los últimos días han extendido la amenaza de una guerra comercial global.
No obstante, la efectividad de estos aranceles podría quedar en suspenso si el Tribunal de Apelaciones del Circuito Federal en Washington decide a finales de mes revocar la autoridad legal con la que se dispusieron sin que existiera una emergencia real. La audiencia para resolver este recurso está programada para el 31 de julio a las diez de la mañana, hora local.