Un estudio llevado a cabo en la Polinesia Francesa ha descubierto que la iluminación artificial de las ciudades ubicadas en las costas de todo el mundo está provocando un comportamiento anormal en la fauna marina, haciendo que los peces jóvenes se vean atraídos por la luz y terminen siendo devorados por depredadores más grandes que, de igual forma, son atraídos por la luminosidad.
Más de una cuarta parte de las costas del planeta cuentan con iluminación artificial, y esto podría incrementarse en los próximos años. En este sentido, Jules Schligler, investigador del Centro Internacional de Investigación de Ecosistemas en la Polinesia Francesa, ha asegurado que, aunque están bien documentados los efectos de la contaminación lumínica en aves, plantas o insectos, es muy escaso el conocimiento que existe sobre su impacto en la vida marina.
Para su experimento, Schligler instaló 12 sitios de prueba en bancos de corales ubicados en las aguas de la isla de Mo’orea, instalando luminarias submarinas en la mitad de ellos. Luego de cierto tiempo, el experto encontró que los corales iluminados artificialmente eran más propensos a atraer crías de peces, las cuales eran rápidamente devoradas por depredadores.
“Fue entonces cuando descubrimos que los corales con luz artificial atraían de dos a tres veces más peces en comparación con los corales que contaban con iluminación natural”, explicó Schligler. “El coral iluminado artificialmente es un mal ambiente para las crías de peces porque son amenazados por peces oportunistas que pasan y se las comen”, agregó.
No obstante, el peligro no solo está presente para las crías, sino también para los propios depredadores. “Podría ser perjudicial para su ciclo del sueño, o podrían llegar a comer demasiado. Todavía no sabemos mucho acerca de esto”, afirmó el investigador.
Según Schligler, se trata de una cadena de sucesos, puesto que la luz podría ser para las crías como “una especie de refrigerador abierto a medianoche, lleno de sabroso plancton que también se siente atraído por la luz. El plancton atrae a las crías, y luego estas son seguidas por sus depredadores”.
El estudio estuvo enfocado en solo dos especies: el Dascyllus Flavicaudus o damisela de cola amarilla, y el Chromis viridis o damisela verde. Sin embargo, Schligler opina que las conclusiones podrían ser aplicadas a otras formas de vida marina.
“Sólo podemos hacer una extrapolación limitada, pero tanto estos hallazgos como los de otras pruebas que hemos hecho con cangrejos y camarones nos indican que los animales marinos se sienten atraídos por la luz artificial”, aseveró.