Brain
Credit: Unsplash

Un reciente estudio ha revelado que la intensa minería y procesamiento de minerales metálicos durante el apogeo del Imperio Romano provocó un incremento alarmante en los niveles de plomo en el aire, lo cual habría llevado a una reducción estimada de entre 2 y 3 puntos en el coeficiente intelectual de millones de habitantes.

Un grupo de investigadores del Instituto de Investigación del Desierto en Nevada, liderados por el Dr. Joseph McConnell, ha logrado rastrear y cuantificar la contaminación por plomo en Europa hace casi dos mil años, destacando los efectos perjudiciales de este tipo de elementos en la salud de la civilización romana. Aunque los médicos de la época eran conscientes de los riesgos del envenenamiento por plomo, este metal era ampliamente utilizado en la fabricación de tuberías de agua, utensilios de cocina y otros productos cotidianos. Además, los romanos solían agregarlo en jarabes que conservaban y endulzaban el vino.

En este sentido, el envenenamiento por plomo afectaba principalmente a las clases altas a través de alimentos y vinos contaminados, pero su presencia en el aire era un problema generalizado. Las operaciones mineras y de fundición del imperio liberaban grandes cantidades de este metal, especialmente como subproducto de la refinación de plata y oro.

Para determinar los niveles de contaminación en la época romana, el equipo de McConnell analizó núcleos de hielo extraídos en el Ártico, los cuales proporcionaron datos sobre las concentraciones de plomo en la atmósfera desde el 500 a.C. hasta el 600 d.C. Los hallazgos, publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, indican que la contaminación por plomo aumentó notablemente alrededor del 15 a.C., coincidiendo con el auge del imperio. Este aumento se mantuvo hasta la caída de la Pax Romana, un periodo de paz y prosperidad que concluyó en el 180 d.C., durante el cual se liberaron más de 500.000 toneladas de plomo a la atmósfera.

Mediante modelos atmosféricos, los científicos determinaron la manera en la que se dispersó el plomo en Europa y su acumulación en la sangre de los niños, encontrando que los niveles aumentaron en promedio 2.4 microgramos por decilitro, lo cual podría traducirse en una disminución del coeficiente intelectual de entre 2.5 y 3 puntos que se estima podría haber afectado a unos 80 millones de personas.

No obstante, a pesar de que la contaminación por plomo disminuyó tras el colapso del Imperio Romano, volvió a experimentar un repunte en la Alta Edad Media, llegando a alcanzar niveles críticos durante la Revolución Industrial.