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El director canadiense James Cameron respondió recientemente a las críticas que ha recibido sobre la calidad de los diálogos en sus películas, admitiendo que, aunque considera que algunas escenas han sido “bastante vergonzosas”, en líneas generales realiza un esfuerzo considerable con los recursos disponibles.

En una entrevista con motivo de los 40 años del estreno de Terminator, el cineasta indicó que “no me avergüenzo de ninguno de los diálogos, aunque supongo que tengo un nivel de vergüenza más bajo que, aparentemente, mucha gente con respecto a los diálogos que escribo”.

“De hecho, ¿saben qué? Déjenme ver sus tres de las cuatro películas más taquilleras; luego hablaremos de la eficacia de los diálogos”, añadió.

Cabe destacar que Cameron fue el director de la película más taquillera de todos los tiempos, Avatar, que recaudó 2.900 millones de dólares desde su estreno en 2009, así como la tercera y la cuarta en esa lista: Avatar: El camino del agua (2.300 millones de dólares) y Titanic (2.200 millones de dólares).

También emitió comentarios contundentes contra aquellos que se han quejado de la duración de películas como Avatar: El camino del agua, que ronda las tres horas.

“No quiero quejas, sobre todo cuando muchas personas se sientan y ven televisión de manera compulsiva por hasta ocho horas consecutivas”, expresó. “Casi puedo redactar esa parte de la reseña: ‘la angustiosamente larga película de tres horas…’ ¡Por favor, denme un respiro! He visto a mis hijos sentarse y ver cinco episodios de una hora de una serie. Este es un gran cambio de paradigmas que tiene que darse: está bien levantarse un rato e ir al baño”, agregó.

Cameron, de 70 años, está actualmente trabajando en otras secuelas de Avatar, así como en una adaptación del libro de no ficción The Last Train From Hiroshima: The Survivors Look Back.

Este choque con los críticos no es exclusivo de Cameron. Voces como las de los legendarios directores Francis Ford Coppola y Ridley Scott se han elevado para recordar a la gente que no todos los críticos amaron muchas de sus películas más valoradas cuando se estrenaron por primera vez.

Por ejemplo, hace algunos meses, Scott, de 86 años, pidió a los escépticos que “se buscaran una vida”, luego de las críticas por la veracidad histórica de su película sobre Napoleón.

Al enterarse de que el filme no había calado bien en Francia, Scott respondió ácidamente que “los franceses ni siquiera se quieren a sí mismos”.