Suriname
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Este domingo, Surinam se encamina hacia un momento histórico con la probable elección de su primera presidenta, Jennifer Geerlings-Simons, médica de profesión y figura política veterana de 71 años. Su designación parece inminente al no haber otros candidatos inscritos, tras la decisión del oficialismo de no presentar una postulación alternativa.

Geerlings-Simons llegará al poder en un contexto de profundas tensiones sociales y económicas. A pesar de su independencia desde 1975, el país sudamericano continúa enfrentando altos niveles de pobreza. Sin embargo, recientes descubrimientos de vastas reservas petroleras en el mar, cuya explotación se prevé a partir de 2028, podrían transformar su economía en las próximas décadas. El proyecto está liderado por la empresa francesa TotalEnergies, que ya ha comprometido una inversión de 10.500 millones de dólares para el desarrollo del yacimiento.

El ascenso de Geerlings-Simons se concretó tras las elecciones legislativas del 25 de mayo, en las que su Partido Nacional Democrático (PND) obtuvo una ligera mayoría con 18 escaños en la Asamblea Nacional, superando por un margen estrecho al partido del presidente saliente, Chandrikapersad Santokhi. Posteriormente, el Partido Nacional Democrático (PND) logró fortalecer su posición política al formar una alianza estratégica con otras cinco agrupaciones, lo que le permitió conformar una coalición parlamentaria sólida. Gracias a este acuerdo multipartidista, alcanzó el umbral mínimo de 34 escaños exigidos por el sistema de votación indirecta vigente en Surinam para seleccionar al próximo titular de la jefatura del Estado.

La figura de Geerlings-Simons representa una nueva etapa en el PND, partido fundado por Dési Bouterse, quien lideró una dictadura en la década de 1980 y regresó al poder por la vía electoral entre 2010 y 2020. Durante su gestión como presidenta de la Asamblea Nacional, Geerlings-Simons impulsó reformas legales vinculadas a la protección del medio ambiente, posicionándose en contra de la minería y la tala ilegal que amenazan la selva tropical que cubre más del 90 % del territorio surinamés.

El presidente saliente, Chandrikapersad Santokhi, completará su mandato entre críticas por supuestos casos de corrupción y por las medidas de austeridad aplicadas tras recurrir al Fondo Monetario Internacional para aliviar la crisis económica. Su propuesta de distribuir regalías del petróleo entre la ciudadanía no logró evitar el desgaste político de su partido, que quedó en segundo lugar.

Con una población de alrededor de 600.000 habitantes y una riqueza ecológica en riesgo, Surinam enfrenta ahora el reto de equilibrar desarrollo económico, transparencia institucional y protección ambiental bajo el liderazgo de una mujer que, por primera vez en la historia del país, podría ocupar la jefatura del Estado.