Stonehenge
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Científicos británicos y australianos anunciaron que el megalito conocido como la “piedra del altar” perteneciente al famoso santuario de Stonehenge, fue transportado en tiempos prehistóricos desde un lugar remoto como el norte de Escocia o las islas Orcadas.

El hallazgo, plasmado en un estudio publicado en la revista Nature, cambia radicalmente “no solo lo que pensamos sobre Stonehenge, sino lo que pensamos sobre todo el Neolítico tardío”, según Rob Ixer, investigador del University College de Londres (UCL) y coautor del artículo.

“Esto podría reescribir enteramente la historia de las relaciones entre las poblaciones neolíticas de todas las Islas Británicas”, destacó el catedrático. “Este descrubrimiento será discutido durante las próximas décadas. Es asombroso”, añadió.

La piedra del altar no resalta como el resto de los monolitos de Stonehenge, que son inmensas rocas con un dintel en la parte superior que forman el círculo exterior del complejo, las cuales se cree que se originaron a solo 25 kilómetros de distancia. Por el contrario, se trata de un enorme bloque de arenisca, de 5 metros de largo y 6 toneladas de peso, que yace plano y semienterrado en el corazón del monumento, siendo apenas visible para los visitantes.

Durante mucho tiempo, se creyó que dicha piedra había sido traída de algún lugar de Gales, al igual que ahora se sabe que un grupo separado de piedras azules de Stonehenge se extrajo en las colinas de Preseli en Pembrokeshire, en el extremo occidental de dicho país.

Empero, en el nuevo estudio, en el que participaron expertos de la Universidad de Curtin en Perth, Australia; la Universidad de Adelaida, la Universidad de Aberystwyth y la UCL, tenía como propósito examinar en detalle la composición química de la piedra y la edad de los minerales que contiene.

Los resultados de todos los análisis realizados dan como resultado una “huella de edad” propia de la arenisca, explica otro de los coautores del informe, el profesor de la Universidad de Aberystwyth, Nick Pearce.

“Con esa huella, podemos entonces puede compararla con el mismo tipo de rocas en todo el Reino Unido, y la única coincidencia fue con una copia exacta de la cuenca de Orcadian, en el noreste de Escocia”, acotó. “Fue algo completamente inesperado”, agregó.

No obstante, el estudio no aclara aún la duda sobre cómo los constructores de Stonehenge lograron transportar una roca de enormes proporciones desde el norte de Escocia hasta el sur de Inglaterra, en un trayecto de más de 750 kilómetros. Sin embargo, de acuerdo con su autor principal, el profesor de la Universidad de Curtin, Anthony Clarke, la utilización de medios marítimos podría ser una posibilidad.

“Dadas las importantes barreras terrestres que existen desde el noreste de Escocia hasta la llanura de Salisbury, el transporte marítimo es una opción factible”, afirma.