Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) han anunciado que finalmente han resuelto el misterio del origen de la delgada atmósfera que cubre a la Luna, algo que durante años había intrigado a la comunidad astronómica.
Descubierta en las décadas de 1960 y 1970 mediante las diversas misiones enviadas por la NASA, la atmósfera lunar es mucho más fina que la de la Tierra, y hasta ahora se pensaba que era producto de la erosión natural de la superficie de la Luna.
No obstante, según los expertos, el factor principal que daría origen a dicha atmósfera no es la erosión, sino el impacto de meteoritos.
“Nuestros hallazgos proporcionan un panorama más claro de la interacción entre la superficie y la atmósfera de la Luna a lo largo del tiempo, mejorando nuestra comprensión de los procesos de meteorización espacial”, aseguró Nicole Nie, profesora del Departamento de la Tierra y Ciencias Atmosféricas y Planetarias del MIT.
Mediante un artículo publicado en la revista Science Advances, Nie y su equipo explican que la atmósfera lunar está sujeta a un constante proceso de renovación, puesto que sus átomos, o se pierden el espacio a causa de la débil gravedad de la Luna, o quedan atrapados en la superficie.
Aquellos que quedan atrapados en la superficie pueden ser liberados bajo la acción de los fotones ultravioleta de la luz solar, pero los investigadores creen que la reposición de la atmósfera depende mucho de la liberación de átomos desde el interior de los minerales lunares, ya sea mediante la vaporización causada por impactos de meteoritos o por la pulverización provocada por el viento solar.
Para ello, Nie y sus colegas estudiaron varios isótopos de potasio y rubidio en 10 muestras de suelo lunar traídos a la Tierra por las misiones Apolo.
En este sentido, los científicos explicaron que los impactos de meteoritos y la pulverización del viento solar favorecen la liberación de formas más ligeras de dichos elementos, pero que la proporción real de isótopos pesados y ligeros que terminan siendo parte de la atmósfera y el suelo lunar varía según cada uno de los procesos.
“Luego de medir la cantidad de isótopos de las muestras del suelo lunare, elaboramos un modelo matemático teniendo en cuenta varios procesos de meteorización espacial y resolvemos la contribución de cada uno de ellos haciendo coincidir las composiciones isotópicas medidas”, aseguró Nie.
Los resultados arrojados por el experimento concluyeron que alrededor del 70% de la atmósfera de la luna sería generada por el impacto de meteoritos, mientras que el 30% restante se debería a la pulverización del viento solar.