Bank rate
Credit: Unsplash

El Banco de Japón anunció este martes el fin de un largo período de tasas de interés negativas que fomentaba una flexibilización económica dirigida a favorecer los préstamos bancarios y la demanda interna.

Por primera vez desde hace 17 años, el Banco de Japón decidió elevar su tipo de interés oficial a corto plazo de -0.1% a entre 0 y 0.1%, convirtiendo al país asiático en el último en abandonar la estrategia de tasas negativas que procuraba impulsar el crecimiento económico.

El paulatino incremento de los salarios jugó un papel clave en la decisión, puesto que aumentó la confianza de los directores del ente emisor sobre la meta de lograr una inflación del 2% para finales de año, luego de décadas de deflación y estancamiento.

En este sentido, las grandes empresas japonesas aprobaron un aumento de los sueldos de hasta 5.28%, el mayor incremento desde 1991, lo cual levantó expectativas sobre el inicio de un ansiado ciclo de aumentos salariales y de precios.

“Esta primera subida de los tipos de interés en más de 17 años tiene un enorme significado simbólico, aunque el impacto real en la economía sigue siendo pequeño”, explica Izumi Devalier, de la firma BofA Securities. “No esperamos un crecimiento sustancial de los costos de financiamiento ni de las hipotecas”, añade.

Las autoridades económicas japonesas habían estado sometidas a una gran presión para acabar con su política relajada, la cual había propiciado una caída sostenida de la moneda nacional, el yen, frente al dólar estadounidense. Esta situación, a pesar de ser favorable a los exportadores, perjudicaba de manera significativa a los hogares japoneses.

En 2023, Japón alcanzó su mayor índice de inflación en 41 años, lo cual hizo que millones de japoneses se vieran repentinamente en aprietos para cubrir sus gastos básicos, avivando las críticas contra la administración del primer ministro Fumio Kishida. No obstante, las cifras registradas en la segunda economía de Asia todavía están muy por debajo de las que desde hace varios años se ven en países occidentales.

Cabe destacar que, generalmente, el aumentar las tasas de interés repercute en un encarecimiento de los préstamos y un incremento de la deuda nacional, que actualmente ronda un 260% de su PIB, siendo una de las más altas del mundo.

Esta medida es probable que también tenga repercusiones globales, puesto que los inversores japoneses, que son de los proveedores de fondos más baratos del mundo al buscar mejores rendimientos en otras latitudes, decidan retornar buena parte de sus capitales a su país de origen.