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La capa de ozono de la Tierra se está regenerando a un ritmo que, de mantenerse, podría estar completamente el agujero sobre la Antártida en unos 43 años.

De acuerdo con un estudio reciente elaborado por las Naciones Unidas, la capa de ozono de la Tierra se está regenerando a un ritmo que, de mantenerse, podría estar completamente el agujero sobre la Antártida en unos 43 años, según un informe de las Naciones Unidas.

La evaluación científica, que se realiza cada cuatro años, encontró que, más de 35 años después de que todas las naciones del mundo acordasen dejar de producir químicos que atentaran contra la capa de ozono, esta se ha venido recuperando a un ritmo progresivo. La capa protege al planeta de la radiación solar y contribuye a prevenir, entre muchas otras cosas, el cáncer de piel, las cataratas y el daño a los cultivos.

“En la estratosfera superior y en el agujero de ozono, observamos un mejoramiento notable”, afirmó Paul Newman, uno de los científicos involucrados en el estudio.

No obstante, de acuerdo con el informe, el progreso obtenido aún es lento. La cantidad promedio global de ozono a 30 kilómetros de altura en la atmósfera no volverá a los niveles previos la década de 1980 hasta el año 2040.

Asimismo, el agujero gigante ubicado sobre la Antártida no se reparará por completo hasta 2066, según el informe.

Científicos y ecologistas han catalogado los esfuerzos para reparar la capa de ozono como una de las mayores victorias ecológicas de la humanidad. La iniciativa surgió de un acuerdo de 1987 llamado Protocolo de Montreal, que prohibía una serie de productos químicos que se usaban a menudo en refrigerantes y aerosoles.

“La acción a favor de la capa de ozono sienta un precedente para la acción contra el cambio climático”, afirmó el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Taalas, en un comunicado. “El logro alcanzado en la eliminación de los productos químicos consumidores de ozono muestra lo que podemos y debemos hacer, de forma urgente, para comenzar a desistir del uso de los combustibles fósiles, reducir los gases de efecto invernadero y, en consecuencia, frenar el calentamiento global”, añadió.

Hace cuatro años se informaron signos de curación en la capa de ozono, pero fueron leves y más preliminares.

Los niveles de cloro han bajado un 11.5 por ciento desde que alcanzaron su punto máximo en 1993, y el bromo, que es uno de los principales absorbentes de ozono y que se encuentra en niveles más bajos de la atmósfera, se redujo un 14.5 por ciento desde su punto máximo en 1999, según el informe.

Según Newman, la caída en los niveles de bromo y cloro “es un testimonio real de la efectividad del Protocolo de Montreal”.