¡Brinda con champagne en Año Nuevo!

El champagne, más allá de constituir un exquisito y burbujeante elixir, es sinónimo de alegría y celebración. Si lo analizamos detenidamente podemos descubrir que el champagne jamás falta en una fiesta que se precie de tal, como un casamiento, bautismo, cumpleaños, Navidad o Año Nuevo.

El champagne es una bebida dorada y burbujeante producida en Champagne, Francia. Esta puede ser Vintage, es decir, hecha con uvas de alta calidad del mismo año, o No Vintage, hecha a base de una mezcla de uvas de diferentes a cada año se producen 268 millones de botellas de esta bebida espumosa y, sólo en Año Nuevo, se beben en todo el mundo 360 millones de copas para dicha celebración.

El descubrimiento de la bebida se le atribuye a Dom Pierre Pérignon, un monje benedictino francés que vivió entre 1638 y 1715. La leyenda cuenta que dio con la fórmula del champán por pura casualidad y que cuando bebió por primera vez ese vino espumoso y sintió en su boca la explosión de todas esas burbujas llamó a gritos a los demás monjes de la abadía: “¡Venid corriendo, estoy bebiendo las estrellas!”

El champagne debe servirse bien frío, a una temperatura promedio de 4 ó 6 grados. Debe ser conservado de manera horizontal en el refrigerador. Para servirlo se recomienda retirar primero la pequeña estructura de metal que lo recubre, luego sujetarlo con una servilleta, sostener muy bien la botella apuntando hacia el frente (teniendo cuidado de que no haya nadie en esa dirección) y girar suavemente el corcho con la mano hasta sentir que va saliendo.

Algunas de las marcas más populares de champagne son: Dom Perignon, Veuve Clicquot, Perrier Jouet, Chandon, Cristal, y Moet.