Israel
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Los movimientos ultraderechistas y ultraortodoxos obtuvieron resultados favorables en las elecciones locales en Israel, en medio de una baja participación y un clima de tensión generalizado debido a la guerra en Gaza.

Poco menos de la mitad de los siete millones de votantes elegibles acudió a las urnas, y los movimientos políticos extremistas aliados del Likud, el partido del primer ministro Benjamín Netanyahu, fueron los que se erigieron como virtuales ganadores.

Para la noche del sábado, justo después del final del Shabat, ya se había contabilizado la mayoría de los votos. Por su parte, las más de 150.000 personas que fueron forzadas a dejar sus hogares a causa de la guerra votarán en noviembre próximo.

Cabe destacar que estas elecciones estaban previstas para el pasado 31 de octubre, pero fueron suspendidas en dos ocasiones por el estallido del conflicto con Hamás. Algunos expertos aseguran que la baja participación pudo deberse a la preocupación de las personas por su seguridad personal.

En Jerusalén, anexada por Israel en 1980 a pesar del repudio de la comunidad internacional, los resultados preliminares mostraban una mayoría notable de los partidos ultraortodoxos, algo que va en línea con la política conservadora dominante en los últimos años en la ciudad. El actual alcalde, el ultraderechista Moshe Lion, fue reelegido para un nuevo período.

Mediante un comunicado oficial, el Likud mostró su satisfacción por la “gran victoria” obtenida, agregando que esto es una muestra de que “la derecha se ha fortalecido en todo el país”.

Por su parte, los residentes palestinos en Jerusalén, que representan alrededor del 40% de la población local, tienen derecho a participar en las elecciones israelíes, aunque a menudo boicotean los comicios como protesta contra la violencia en Gaza y Cisjordania, así como la anexión de Jerusalén por parte de Israel.

A pesar de este virtual triunfo de las facciones de derecha, se espera que el escenario sea radicalmente distinto cuando se realicen las elecciones nacionales. Múltiples encuestas muestran que la coalición de Netanyahu sería aplastada por otras tendencias políticas, siendo la más fuerte la del partido centrista de Benny Gantz, actual miembro del gabinete de guerra.

A lo largo de 2023, Netanyahu se enfrentó a una masiva ola de protestas que pedían su dimisión, principalmente debido a una controvertida reforma judicial que limitaría los controles de la Corte Suprema sobre el gobierno y le otorgaría a la coalición gobernante un mayor poder sobre el comité de selección de jueces.