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Una nueva investigación llevada a cabo por científicos estadounidenses ha determinado que los gatos, considerados por muchas personas como animales distantes y caprichosos, pueden llegar a mostrar signos de duelo tras la muerte de otra mascota en el mismo hogar, incluso si se trata de un miembro de otra especie, como un perro.

El estudio descubrió que los dueños de algunos gatos reportaron que estos tenían dificultades para dormir, dejaban de comer o maullaban de forma extraña, mientras que otros buscaban mayor afecto de sus cuidadores o dejaban de jugar con sus juguetes favoritos.

De esta forma, el equipo de la Universidad de Oakland afirmó que estos hallazgos desafiaban la creencia de que los gatos eran asociales y sugerían que la experiencia psicológica de la pérdida podría ser universal.

“Ellos [los gatos] demostraron tener menos interés en dormir, comer y jugar, pero más en buscar la atención de los humanos y de otras mascotas, pareciendo incluso buscar a sus compañeros perdidos”, aseguraron los autores del ensayo, publicado en la revista Applied Animal Behaviour Science.

Cabe destacar que el proceso de duelo ha sido bien documentado en otros animales, como elefantes, delfines o chimpancés. Se han visto a ejemplares de estas especies incurriendo en actos complejos, como proteger el cuerpo del compañero fallecido. Un experimento reciente llevado a cabo por científicos italianos sugirió que este fenómeno también ha sido registrado en perros, los cuales mostraron cambios evidentes de comportamiento cuando otro perro en la casa moría.

En el estudio estadounidense, se encuestaron a los cuidadores de más de 450 gatos que tenían otra mascota, ya sea un gato o un perro, que murió recientemente, sobre el comportamiento del gato vivo. En aproximadamente 75% de los casos, la mascota fallecida era otro gato, mientras que el resto eran perros.

De esta forma, se concluyó que los gatos se vieron más profundamente afectados cuanto más tiempo vivieron con la otra mascota, pero presenciar la muerte o la cantidad de mascotas en el hogar no tuvieron un impacto determinante.

“La cantidad de tiempo que los animales de compañía pasaron juntos participando en actividades diarias generó mayores comportamientos similares al duelo y miedo, mientras que las relaciones más positivas entre los animales sobrevivientes y los fallecidos generaron disminuciones en el sueño, la comida y el juego”, explicaron los autores de experimento.

Si bien los resultados respaldan la idea de que los gatos sufren, también existe la posibilidad de que sean los dueños quienes proyecten su propio dolor sobre la mascota sobreviviente. “Los cuidadores sufrieron un mayor duelo fueron más propensos a reportar un incremento en el sueño de sus gatos sobrevivientes, así como en el tiempo que pasaban solos o escondidos después de la muerte de su compañero”, escribieron.