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El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha asegurado que se mantendrá firme en su propósito de enviar tropas la ciudad palestina de Rafah, fronteriza con Egipto, en un momento en el que la comunidad internacional ha expresado su profunda preocupación por el destino de más de un millón de palestinos que se han visto forzados a buscar refugio en dicha urbe.

“Desde el punto de vista diplomático, hemos logrado que nuestro ejército luche de forma sostenida durante cinco meses. Sin embargo, es evidente que la presión internacional sobre nosotros está creciendo”, expresó el mandatario en una reunión ministerial.

Los servicios de inteligencia israelíes estiman que Rafah es el último fortín de Hamás en Gaza, con cientos de militantes y varios de sus principales líderes ocultos allí. Por tal razón, afirman que si no realizan la incursión militar en Rafah, es probable que los reductos de Hamás puedan huir a Egipto y reorganizar sus fuerzas en el futuro.

No obstante, la ciudad alberga actualmente a más de un millón de desplazados provenientes de otras regiones de Gaza, quienes huían de los constantes bombardeos por parte del ejército israelí. Rafah es, asimismo, un punto neurálgico para la distribución de ayuda humanitaria, por lo cual hasta los aliados cercanos de Israel, como Estados Unidos, se han mostrado contrarios a la invasión de las tropas de Tel Aviv.

En este sentido, el presidente Joe Biden ha advertido que atacar Rafah sin haber evacuado a los civiles equivaldría a “cruzar una línea roja”; mientras que el canciller alemán, Olaf Scholz, ha resaltado la importancia del ingreso de la ayuda humanitaria de forma inmediata.

“No podemos quedarnos impasibles mientras los palestinos mueren de hambre”, expresó Scholz.

Israel, entretanto, ha tratado de calmar la inquietud internacional alegando que creará “islas humanitarias” a las cuales se trasladarán miles de personas que actualmente viven en tiendas de campaña y albergues improvisados.

Por otro lado, el domingo, una delegación israelí llegó a Catar para una nueva ronda de negociaciones que permitan un alto el fuego en Gaza y la firma de un acuerdo para la liberación de rehenes.

La última propuesta realizada por Hamás incluía la retirada de las tropas israelíes de “todas las ciudades y zonas pobladas” de Gaza por un período de seis semanas, así como el ingreso de mayor cantidad de ayuda humanitaria. Igualmente, se solicitaba la liberación de entre 500 y 1.000 prisioneros palestinos de cárceles israelíes, los cuales podrían ser intercambiados por 40 rehenes mujeres.

A pesar de que la intensidad de los bombardeos ha disminuido poco a poco en las últimas semanas, la cantidad de muertos sigue en aumento. De acuerdo con cifras del Ministerio de Salud de Gaza, hasta ahora 31.645 personas han perdido la vida, la mayoría de ellas mujeres y niños.