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Algunos analistas temen que el exceso de liquidez pueda favorecer distorsiones en economías emergentes.

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, anunció hace algunas horas un histórico y ambicioso plan de infraestructura de aproximadamente 2 billones de dólares, con el cual espera recuperar la economía de su país, afectada gravemente por la pandemia de COVID-19 que ya se ha cobrado la vida de más de medio millón de personas en la nación norteamericana.


Si llegase a ser aprobado por el congreso, y si se incluye la serie de paquetes de ayuda emitidos desde marzo de 2020, el monto podría ascender hasta los 7.2 billones de dólares, la más grande inyección de capital desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Este anuncio, que podría parecer positivo, en realidad genera preocupación en diversos sectores de la economía global. Algunos analistas temen que el exceso de liquidez pueda favorecer distorsiones en economías emergentes como China, Brasil o México. ¿Por qué? Porque un hipotético aumento de la inflación en Estados Unidos a causa del plan generaría fluctuaciones severas en el flujo de capitales de dichos países.

Como explica Benn Steil, analista del Consejo de Relaciones Internacionales de Nueva York, en una entrevista con el South China Morning Post, una inyección de recursos de tales magnitudes podría favorecer la atracción de inversiones extranjeras hacia los Estados Unidos, alejándolas de los mercados emergentes. “Esto pone mucha presión sobre los bancos centrales de dichos mercados para elevar las tasas de interés y evitar una masiva fuga de capitales”, aseveró el experto.

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Desde China, por ejemplo, ya comienzan a levantarse voces de protesta. El antiguo ministro de finanzas, Lou Jiwei, tachó el plan como una amenaza para provocar “una inflación importada”. Es importante resaltar que el gigante asiático tiene una férrea política de restricción de capitales, alcanzando un máximo de 50 mil dólares anuales por persona. Empero, como asegura el ex-funcionario, “las restricciones de capital son permeables y no serían capaz de inmunizar al Banco Popular de China de la necesidad de elevar las tasas”.

Previendo una eventual espiral inflacionaria, los principales entes emisores de Turquía, Rusia y Brasil ya han anunciado una subida de sus tasas de interés. Igualmente, expertos temen que países con monedas débiles ancladas al valor del dólar estadounidense (como Argentina, Zambia o Angola) puedan entrar en “default” si el paquete es aprobado y el dólar mantiene su fortaleza.

Entretanto, se estima que la aprobación del estímulo pueda enfrentar contratiempos severos, toda vez que el Senado todavía mantiene una importante presencia republicana, mientras que en el Congreso han pedido tiempo para su revisión. Solo queda esperar.