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Algunos investigadores la han apodado como “Omicron sigiloso” porque parece evadir la identificación mejor que su predecesor.

Diversos gobiernos del mundo han comenzado a seguir de cerca una nueva mutación de la  variante Omicron del COVID-19, que ha sido denominada BA.2. Algunos investigadores la han apodado como “Omicron sigiloso” porque parece evadir la identificación mejor que su predecesor, la mutación BA.1.

Si bien otras variantes recientes, como Mu o Lambda, llegaron a causar preocupación, estas han tenido poco impacto en general. No obstante, las primeras evidencias indican que BA.2 parece estar extendiéndose incluso en países donde el linaje original de Omicron, BA.1, es dominante.

En Dinamarca, un país cuyas políticas sanitarias son más estrictas que en otras naciones, BA.2 ahora representa casi la mitad de las pruebas secuenciadas. En la última semana de diciembre, según datos del Ministerio de Salud danés, la subvariante representó el 20 % de todos los casos del país. Pero, ya en la segunda semana de enero, su propagación había aumentado hasta cerca del 45% del total.

“Durante el mismo período, la frecuencia relativa de BA.1 ha disminuido”, según un comunicado del Statens Serum Institut, ente afiliado al Ministerio de Salud de Dinamarca. “BA.1 y BA.2 muestran diferencias notables en mutaciones en áreas específicas. De hecho, la diferencia entre BA.1 y BA.2 es mayor que la existente entre la variante original y la Alfa”, añade.

Un análisis inicial de los casos de BA.2 en el país “no muestra diferencias en las hospitalizaciones”. De igual forma, tampoco está claro qué tan efectivas son las vacunas actuales contra la subvariante.

Por su parte, en el Reino Unido, BA.2 ha sido designado como “una variante bajo investigación”. Fue detectada por primera vez en el Reino Unido a principios de diciembre, según un informe de la Agencia de Seguridad Sanitaria. Hasta el momento, existen más de 426 casos confirmados, en su mayoría concentrados en Londres.

“Estudios preliminares sugieren una mayor posibilidad de crecimiento con respecto a BA.1; no obstante, el crecimiento de una variante es incierto al principio de su aparición y por ello se necesitan análisis más exhaustivos”, reza el escrito.

Esos informes también pueden ser inexactos porque los funcionarios del Reino Unido sospechan que la mutación puede ser más difícil de identificar, ya que no muestra un signo revelador en las pruebas de PCR que a menudo sirven para identificar a Omicron. Si bien una prueba de PCR aún arrojaría un resultado positivo general, dichas muestras tendrían que secuenciarse genómicamente, algo que requeriría mayor tiempo y recursos.

En Estados Unidos, hasta ahora, se han encontrado al menos tres casos en el Hospital Metodista de Houston, cuyos métodos de secuenciación genómica son de vanguardia. Y, aunque las autoridades epidemiológicas estadounidenses aún no reconocen oficialmente a BA.2 como una subvariante, algunos informes anónimos aseguran que el gobierno sigue de cerca su posible expansión.