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Al menos 2 millones de personas sufren una falta extrema de alimentos en la región de Tigray.

Según reportes del Programa Mundial de Alimentación (PMA), ente adscrito a la ONU, al menos 2 millones de personas sufren una falta extrema de alimentos en la región de Tigray, ubicada al norte de Etiopía. De acuerdo con la organización, el conflicto armado que se vive en la zona entre las fuerzas rebeldes y gubernamentales, que data de hace 15 meses, está causando estragos en la población civil, especialmente en niños, mujeres y ancianos.

En la primera evaluación exhaustiva realizada por el PMA, se pudo evidenciar que alrededor del 37% de la población padecía de inseguridad alimentaria grave, lo que significa que en ocasiones estas personas habían pasado un día o más sin comer.

De igual manera, casi el 15% de los niños menores de cinco años y alrededor de dos tercios de las mujeres embarazadas y lactantes padecen de desnutrición severa.

En el norte de Etiopía, más específicamente en las regiones de Amhara, Afar y Tigray, el PMA calcula que casi 10 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente.

En Amhara, la población que sufre de hambre se ha duplicado en el último año. Por su parte, en Afar, donde los combates han recrudecido recientemente, las tasas de desnutrición en niños menores de cinco años se elevan hasta el 28%, un porcentaje bastante superior al nivel máximo de emergencia del 15%.

Desde que estalló el conflicto en noviembre de 2020, ha sido difícil para la ONU y otras organizaciones humanitarias medir los daños a la población civil en Tigray a causa de las severas dificultades en las telecomunicaciones y el acceso al terreno. De hecho, la ONU ha acusado al gobierno federal de impedir la entrada de alimentos y suministros médicos esenciales a la región mediante un bloqueo, algo que el gobierno de Abby Ahmed niega.

El miércoles, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijo que había hecho su primera entrega de suministros médicos a Mekelle desde septiembre pasado. Se pudo conocer que en la entrega se incluían suficientes dosis de insulina para durar aproximadamente un mes, después de que los médicos del hospital de Ayder emitieran una voz de alarma sobre la grave escasez de este insumo.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud, acusó recientemente al gobierno de Ahmed de ser el creador de un “infierno” en Tigray al negar la entrada de suministros médicos.

Por su parte, Apollo Barasa, miembro del CICR en Etiopía, afirmó que “es un gran alivio que este primer envío llegue a los hospitales”.

“Esta asistencia es un salvavidas para miles de personas, y deseo enfatizar que es crucial que estas entregas continúen”, añadió.