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En los últimos dos meses, Irán ha vivido intensas jornadas de protestas provocadas por la muerte de Mahsa Amini.

El fiscal general de Irán, Mohammad Jafar Montazeri, anunció este sábado que la polémica policía moral del país podría ser abolida, en un momento en el que la república islámica atraviesa por una crisis interna marcada por protestas generalizadas.

“La policía moral no guarda ninguna relación con el Poder Judicial, pero la misma institución que la creó, ahora la ha abolido”, dijo Montazeri en un evento religioso en el cual estaban presentes varios medios de comunicación.

Montazeri, quien resaltó que no tiene jurisdicción sobre la policía moral, agregó que “el Poder Judicial seguirá fiscalizando las conductas sociales”.

Hasta el momento, el Ministerio del Interior y la policía de Irán no han emitido comentarios al respecto. De igual manera, los medios de comunicación estatales oficiales que asistieron al evento tampoco se han pronunciado sobre los comentarios de Montazeri.

En los últimos dos meses, Irán ha vivido intensas jornadas de protestas provocadas por la muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años de la región del Kurdistán iraní, que murió en el hospital tres días después de haber sido detenida por la policía moral en septiembre.

Supuestamente, Amini no habría utilizado correctamente el velo, lo cual representa una flagrante violación de los estrictos códigos de vestimenta del país.

Según el informe forense, Amini habría muerto por falla orgánica múltiple y descartó que haya fallecido como consecuencia de las contusiones que presentaba en su cuerpo. La policía, por su parte, dijo que Amini había enfermado gravemente y había entrado en estado de coma, pero diversos testigos afirman que la joven fue golpeada por los agentes del orden. La policía ha negado esta acusación.

Después de su muerte, miles de manifestantes salieron a las calles, principalmente mujeres jóvenes que fueron vistas desprendiéndose de los tradicionales hijabs y profanando los símbolos de la República Islámica.

Las demandas por los derechos de las mujeres luego se transformaron en llamados más amplios para derrocar al gobierno, lo que planteó uno de los desafíos más serios para el gobierno iraní desde la revolución de 1979. Algunos han coreado consignas contra el líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, y el presidente Ebrahim Raisi.

Las autoridades han culpado a lo que llaman “enemigos extranjeros” por avivar los disturbios. En este sentido, la agencia de noticias estatal IRNA informó el domingo que las autoridades ejecutaron ese mismo día a cuatro personas acusadas de trabajar para el servicio de inteligencia israelí Mossad, mientras que otras tres fueron condenadas a prisión.

Los miembros de la red habrían causado daños a propiedades públicas y privadas y habrían secuestrado a varias personas para extraerles información, según el gobierno iraní. Asimismo, estos presuntos espías poseían armamento y recibían salarios del Mossad en forma de criptomonedas.