Imagen de James Estrin/The New York Times

¡Un hombre adquirió toda una isla para él volvió más!

Bien dicen que en gustos se rompen géneros. El sueño de millones de personas es pasar los días tumbado en la arena, con un coco entre las manos y los rayos del sol acariciando su rostro y mejor aún, que no haya gente, que ese lugar sea propio. Es la historia de Albert Sutton: médico convertido en inversor inmobiliario, que al adquirir una isla no le gustó y sólo pasó una noche en ella.

Sutton, hace catorce años pagó Una fortuna por una isla privada. Pero a diferencia de algunos famosos como, Leonardo DiCaprio, Johnny Depp y Mel Gibson, no lo hizo en el Caribe ni el Pacífico. En su isla se puede viajar en bote a través de Long Island Sound y se encuentra a menos de una hora al norte de Manhattan, en Estados Unidos.

Lo curioso de su historia es que sólo ha pasado una noche en ella. ¿No le gustó? No lo menciona, él comenta que sólo invirtió para dejarla bellísima, construyó una casa en el lugar, le ha hecho renovaciones, paneles solares, una unidad de desalinización para agua potable y puertas importadas de metal grueso de Noruega a prueba de huracanes. ¡Quedó preciosa! Pero no quiere visitarla más.

“Nunca se me ocurrió que debería pasar más tiempo allí”, confesó. “Simplemente trabajaba e invertía en ella para convertirla en una isla hermosa por sí misma”, comentó. Tal parece que el hobby de este hombre de 85 años sólo es comprar, remodelar, pero no habitar dichos lugares.