Vinculan al apéndice con el trastorno del Parkinson

La enfermedad de Parkinson es un trastorno progresivo del sistema nervioso que afecta al movimiento. Se presenta de forma gradual y a veces comienza con temblores prácticamente imperceptibles en solo una mano. Si bien, los temblores pueden ser el signo más conocido de la enfermedad de Parkinson, el trastorno frecuentemente causa rigidez o disminución del movimiento. En el mal de Parkinson, proteínas tóxicas se acumulan en el cerebro y matan nervios, sobre todo aquellos vinculados al movimiento.

Una investigación publicada en la revista Science Translational Medicine, halló que las personas a las que se les había extirpado el apéndice tenían menos posibilidades de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa. El apéndice, un órgano cuya utilidad aún sigue en duda, también demostró ser un reservorio de la sustancia que mata las células cerebrales.

De acuerdo a la organización de investigación y apoyo sin fines de lucro Parkinson UK, el hallazgo representa la evidencia más contundente de que el origen de la enfermedad puede situarse fuera del cerebro. Por lo que cada vez es mayor la evidencia que apunta que el aparato digestivo tiene un vínculo con la enfermedad.

Un análisis del contenido del apéndice mostró que contiene la misma proteína tóxica llamada alfa sinucleína, que se encuentra en el cerebro de los pacientes con Parkinson. Definitivamente el apéndice no es el único factor que provoca el trastorno del Parkinson, ya que extirpándolo se solucionaría el problema y no es así. Pero el intestino sí podría ser un terreno fértil para esta proteína que luego viaja a través del terreno vago hasta llegar al cerebro.

Claire Bale, de Parkinson UK, señaló: “Entender dónde y cómo se origina el Parkinson será absolutamente crucial para desarrollar tratamientos que pueden detenerlo y potencialmente evitarlo”.

Sin duda la ciencia avanza día con día y cada nueva investigación es de gran ayuda para encontrar soluciones, aunque sigue siendo todo un misterio el por qué aparece en algunas personas y en otras no.