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Las inundaciones han exacerbado los problemas de larga data en dos de las plantas de tratamiento de agua de la ciudad.

Una crisis hídrica en la ciudad de Jackson, Mississippi, ha dejado a sus casi 200.000 residentes sin agua potable esta semana.

Las inundaciones han exacerbado los problemas de larga data en dos de las plantas de tratamiento de agua de la ciudad, por lo que el gobernador Tate Reeves ha decidido declarar el estado de emergencia y ha solicitado el apoyo de la Guardia Nacional para evitar focos de violencia.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine-Jean-Pierre, dijo el martes que la administración del presidente Joe Biden había estado “supervisando de cerca” las inundaciones en Mississippi y que el mandatario había sido informado detalladamente sobre la situación.

“Siguiendo las instrucciones del presidente, hemos establecido líneas de contacto con funcionarios locales y estatales, entre los cuales se encuentra el alcalde [Chokwe] Lumumba, y les hemos manifestado que pueden contar con apoyo del gobierno federal para solventar esta crisis”, publicó Jean-Pierre en su cuenta en Twitter.

De acuerdo con la funcionaria, la ciudad de Jackson ha comenzado a hacer uso de 20 millones de dólares del Plan de Rescate Estadounidense para abordar las necesidades de infraestructura de agua y alcantarillado. Asimismo, este año se pusieron a disposición alrededor de 75 millones de dólares en fondos de la Ley de Infraestructura para proporcionar agua limpia y segura en todo el estado.

Por su parte, el representante de Mississippi, Bennie Thompson, afirmó este martes que los problemas requieren atención inmediata y cooperación de socios federales, estatales y locales.

“Espero que el gobierno federal sea capaz de brindar los recursos correctos y en la cantidad necesaria para poder abordar la delicada situación sanitaria y de seguridad que atraviesa la ciudad de Jackson y las poblaciones alrededor de esta”, expresó Thompson en un comunicado.

Entretanto, desde la gobernación intentan proporcionar asistencia mediante contratistas para trabajar en la planta de tratamiento, que estaba operando a capacidad reducida con bombas de respaldo después de que las bombas principales dejaran de funcionar “hace algún tiempo”.

La situación comenzó a tornarse crítica cuando la baja presión del agua hizo que algunos no pudieran ducharse o tirar de la cadena del inodoro. El gobernador Reeves también alertó que la escasez podría afectar los esfuerzos de extinción de incendios.

“Nos ocupamos de inmediato en el suministro de agua para combatir incendios, que era una de nuestras principales prioridades. Igualmente, estamos organizando los recursos para proporcionar agua potable para el saneamiento y la seguridad de nuestros habitantes”, declaró Reeves.

La semana pasada, el alcalde Lumumba dijo que arreglar el sistema de agua de Jackson podría costar unos 200 millones de dólares, pero el martes corrigió sus estimaciones y mencionó que probablemente se necesiten “miles de millones de dólares” para solventar la crisis.

En 2021, una ola de frío que azotó a Jackson dejó a un número significativo de personas sin agua corriente después de que las tuberías se congelaran, y problemas similares, aunque en menor escala, ocurrieron a principios de 2022.