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Da Silva obtuvo el 50.9% y Bolsonaro el 49.1%.

Casi dos décadas después de ganar por primera vez la presidencia de Brasil, el izquierdista Luis Inácio “Lula” Da Silva derrotó al actual mandatario Jair Bolsonaro en unas elecciones presidenciales extremadamente reñidas que marcan un cambio radical para el país, después de cuatro años de dominio por parte de la extrema derecha.

Con más del 99% de los votos escrutados en la segunda vuelta, Da Silva obtuvo el 50.9% y Bolsonaro el 49.1%, y la autoridad electoral del país afirmó que esta ventaja era irreversible.

Da Silva, de 77 años, ha prometido un gobierno amplio que no solo incluya a los miembros de su partido, el Partido de los Trabajadores, sino también incluir a centristas e incluso a algunos que se inclinan hacia la derecha y que decidieron votar por él por primera vez, con el fin de restaurar el pasado más próspero del país. Sin embargo, una sociedad altamente polarizada, un crecimiento económico ralentizado y una inflación creciente serán retos importantes para el presidente electo.

La victoria de “Lula” también tiene matices históricos: es la primera vez desde el regreso a la democracia en 1985 que el presidente en ejercicio no logra la reelección.

La toma de posesión está programada para el próximo 1 de enero. Cabe destacar que “Lula” ocupó el cargo de presidente por última vez entre 2003 y 2010.

Las elecciones de este domingo fueron las más reñidas del país en más de tres décadas. Apenas un poco más de 2 millones de votos separaron a los dos candidatos con el 99,5% de los votos escrutados. La contienda anterior más reñida, en 2014, se decidió por un margen de 3,46 millones de votos.

Bolsonaro había estado liderando la carrera durante la primera mitad del conteo, pero tan pronto como Da Silva lo rebasó, cientos de autos en las calles del centro de Sao Paulo (donde “Lula” surgió como sindicalista de la industria metalúrgica) comenzaron a tocar sus bocinas.

Incluso, varios reportes indican que muchas personas en las calles del barrio de Ipanema en Río de Janeiro coreaban “¡Volvió!”.

La sede de campaña de Da Silva en un hotel del centro de Sao Paulo solo estalló en júbilo una vez que se anunció el resultado final, lo que subraya la tensión que fue el sello distintivo de esta carrera presidencial.

“Cuatro años esperando esto”, dijo Gabriela Souto, una de las pocas simpatizantes a las que se permitió la entrada debido a las fuertes medidas de seguridad.