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El actual mandatario de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, logró adjudicarse este domingo una cómoda victoria en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, logrando retener el poder que ostenta desde el año 2003.

Según sondeos a boca de urna, Erdoğan habría obtenido alrededor del 53% de los votos, en comparación con el 48% de su rival Kemal Kılıçdaroğlu, con más del 97% de escrutinio.

Esta victoria tiene una alta importancia para Erdoğan, quien inició su campaña para la reelección en un momento delicado, con un país atravesando una dura crisis económica y un bloque opositor sólido.

Esta segunda vuelta electoral fue calificada por ambos candidatos como un suceso crucial para el futuro de la nación intercontinental, justo cuando se cumplen 100 años de la fundación de la Turquía moderna por parte de Mustafa Kemal Atatürk.

Desde el punto de vista de los sectores opositores, un nuevo mandato de Erdoğan representaba un golpe irreversible a la democracia y a los derechos humanos. No obstante, para el veterano presidente y sus seguidores, sus rivales intentaban entregar el país a los terroristas y a las potencias occidentales.

El discurso de Erdoğan siempre estuvo centrado en los valores familiares, la lucha contra el terrorismo y el fortalecimiento de Turquía en el ámbito internacional, ganándose el apoyo de buena parte de los votantes conservadores.

Asimismo, el bloque parlamentario del político de 69 años, una coalición conformada por su partido Justicia y Desarrollo y por el Movimiento Nacionalista, alcanzó la mayoría en el poder legislativo, lo que facilitaría aún más su mandato.

Mientras tanto, el opositor Kemal Kılıçdaroğlu prometió cambios sustanciales en el sistema político, como el retorno a la democracia parlamentaria, la cual fue sustituida por una presidencia ejecutiva después de un referéndum en 2017.

Aunque había comenzado con un discurso suave en el que intentaba insuflar esperanza a sus seguidores, al conocerse los resultados de la primera vuelta, Kılıçdaroğlu se vio forzado a asumir una retórica nacionalista.

Sin embargo, sus aspiraciones recibirían un golpe devastador cuando Sinan Oğan, el dirigente ultranacionalista que había culminado en el tercer lugar en los comicios de hace dos semanas, incitó a sus seguidores a dar su voto a Erdoğan.

Se espera que, con esta victoria, el enfoque económico de Erdogan sufra un viraje rápido con el fin de revertir la devaluación de la moneda nacional, la lira, que esta semana alcanzó un nuevo mínimo histórico frente al dólar estadounidense.

La caída de los niveles de las reservas internacionales, agudizada en las últimas semanas, ha despertado temores entre analistas locales e internacionales. Aún así, Erdoğan ha insistido en que la economía y el sistema financiero todavía se encuentran “sanos”.