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El fantasma de la deflación hizo saltar las alarmas en China, que en el mes de junio registró un debilitamiento de la demanda, con precios al consumidor estables, pero con precios a puerta de fábrica en caída, lo que hace vaticinar a varios analistas que la recuperación económica será más lenta de lo esperado.

El índice de precios al consumidor (IPC) se mantuvo sin cambios con respecto al año anterior, por debajo del ligero crecimiento del 0.2% de mayo, según la Oficina Nacional de Estadísticas. Estas son las cifras más bajas desde febrero de 2021.

Por otra parte, el índice de precios al productor (IPP) se desplomó un 5.4% con respecto al mismo período de 2022, arrastrado principalmente por el derrumbe de los precios de las materias primas. Esta fue la caída más pronunciada desde diciembre de 2015.

De acuerdo con Larry Hu, de la firma Macquarie Group, el golpeado sector inmobiliario chino y la baja demanda del mercado interno son las principales causas de este escenario.

“Las cifras son menores de lo esperado. Esto evidencia que la demanda interna es débil”, asegura. “El crecimiento pronosticado del 7% en realidad apenas llega al 4% cuando se calcula sobre una base de dos años. Son números muy bajos”, añade.

Entretanto, los inversionistas del grupo japonés Nomura aseguran que “las presiones desinflacionarias siguen muy presentes”, por lo que vaticinan que para el mes de julio se verá una mayor inflación negativa, lo que forzaría a las autoridades chinas a aplicar una mayor relajación monetaria.

Entre las políticas a considerar por los tomadores de decisiones estarían el recortar aún más las tasas de interés y el índice de requisitos de reserva de los bancos a finales de este año con el fin de mantener la liquidez del sistema bancario.

Cabe destacar que los especialistas de Nomura pronostican que el IPC de China se contraerá hasta un 0.5 % en julio, y que finalmente crecerá solo un 0.3 % en 2023, muy por debajo de la meta de Beijing del 3%.

A pesar incremento de la cantidad de préstamos bancarios ofrecidos al sector empresarial, la actividad manufacturera sigue siendo baja y los fondos de dichos préstamos no han sido utilizados para la producción en su totalidad.

Según la firma financiera Citic Securities, los efectos del desempleo y la reducción de los ingresos causados por la pandemia del coronavirus tampoco desaparecerán a corto plazo, lo que hace que los hogares se muestren reacios a gastar.

“La solución requiere una combinación de una política monetaria relajada con una política fiscal proactiva, para así impulsar la recuperación y abordar la baja inflación”, explica la firma financiera.