No war painted on a wall
Credit: Unsplash

El primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, ha declarado este sábado que su país “no aconseja” el uso de bombas de racimo, luego de que el gobierno de Estados Unidos aprobara el suministro de dicho armamento a Ucrania.

El Reino Unido es uno de los más de 100 países que han prohibido este tipo de bombas debido a la cantidad de bajas civiles que pueden provocar. Cabe destacar que ni Estados Unidos, ni Rusia, ni Ucrania son signatarios de la Convención sobre Municiones en Racimo, el tratado internacional que las prohíbe.

El sábado, en una comparecencia ante la prensa en Yorkshire, Sunak explicó que el Reino Unido es uno de los firmantes de “una convención que prohíbe la producción o el uso de municiones en racimo y desalienta su uso”.

“Seguiremos ofreciendo nuestro apoyo a Ucrania contra la invasión ilegal por parte de Rusia, y lo hemos hecho al proporcionar tanques y armas de largo alcance”, afirmó el funcionario. “Esperamos que el resto de los países continúen apoyando a Ucrania”, agregó.

El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció el viernes que había tomado una “decisión muy difícil” al acceder a suministrar las bombas a Kiev.

Las municiones en racimo dispersan grandes cantidades de diminutas bombas almacenadas en el interior de un cohete, misil o proyectil de artillería, que al ser lanzado las esparce en pleno vuelo sobre una amplia zona.

Aunque estas pequeñas bombas deben estallar al impactar en el objetivo, una proporción significativa de ellas no lo hace de inmediato, generalmente si aterrizan en suelo húmedo o blando. Esto significa que pueden quedar inactivas por un largo período de tiempo y explotar en una fecha posterior, por lo que pueden generar bajas civiles si no son desactivadas a tiempo.

Biden justificó su postura alegando que “los ucranianos se están quedando sin municiones”, y aseguró que le había tomado cierto tiempo el tomar la “una muy difícil decisión”.

Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, calificó como “oportuno” el anuncio de Biden; mientras que su ministro de defensa, Oleksii Reznikov, prometió que sus tropas no lanzarían las bombas en áreas urbanas para evitar arriesgar vidas civiles.

En contraste, el gobierno canadiense ha expresado, mediante un comunicado oficial, su rechazo al uso de municiones de racimo, instando a “poner fin a los efectos que estas municiones tienen en los civiles, particularmente entre los niños”.

Una posición similar ha tomado la organización Amnistía Internacional, que ha descrito este armamento como “una grave amenaza para la vida de los civiles, incluso después del final del conflicto”.

Mientras tanto, el gobierno de Rusia opina que la decisión de Estados Unidos es un “acto de desesperación” ante el “fracaso de la tan cacareada contraofensiva ucraniana”.