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El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, calificó el suceso como “un día oscuro el deporte y una tragedia inimaginable”.

Escenas de pánico se vivieron en un partido de fútbol en Indonesia como consecuencia de los disturbios causados por los fanáticos del conjunto local, el Arema FC, luego de que fuese derrotado por el Persebaya por un marcador de 3 a 2. El caos y la violencia dejaron al menos 125 muertos, la mayoría de los cuales fueron pisoteados o asfixiados, convirtiéndolo en uno de los eventos deportivos más mortíferos de la historia.

La atención se centró de inmediato en el uso de gases lacrimógenos por parte de la policía, mientras que varios testigos aseguraron que los funcionarios utilizaron palos y escudos para golpear a las personas antes de disparar los gases directamente a la multitud.

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, calificó el suceso como “un día oscuro el deporte y una tragedia inimaginable”, mientras que el presidente de Indonesia, Joko Widodo, ordenó investigar a profundidad los protocolos de seguridad. Si bien la FIFA no tiene control sobre las medidas de prevención de disturbios en partidos de ligas locales, sí ha hecho hincapié en evitar el uso de gases lacrimógenos en los estadios.

Decepcionados por la derrota de su equipo, miles de simpatizantes de Arema reaccionaron arrojando botellas y otros objetos a jugadores y directivos. Posteriormente, los fanáticos invadieron el campo del estadio Kanjuruhan y exigieron que la gerencia de Arema explicara por qué, después de 23 años de partidos invictos en casa contra Persebaya, se había producido esta caída.

La violencia se extendió hacia las adyacencias del recinto deportivo, donde al menos cinco vehículos policiales fueron atacados e incendiados. Las fuerzas antidisturbios comenzaron a disparar gases lacrimógenos como respuesta, incluso hacia las gradas, lo que provocó el pánico generalizado.

Un espectador dijo que la policía había comenzado a golpear a los aficionados con palos y escudos, por lo que estos se vieron obligados a huir.

“Los oficiales dispararon gases lacrimógenos directamente a los espectadores en las gradas, obligándonos a correr hacia la salida”, afirmó el fanático. “Muchos cayeron por falta de aire o por no poder ver bien debido a los gases lacrimógenos, y terminaron siendo pisoteados”, añadió.

En medio del caos, 34 personas murieron en el estadio, incluidos dos oficiales de policía y varios niños.

El jefe de la Policía Nacional, Listyo Sigit Prabowo, dijo que más de 100 recibían tratamiento intensivo en ocho hospitales, y que 11 de ellos se encuentran en estado crítico.

Por su parte, el jefe de policía de Java Oriental, Nico Afinta, defendió el procedimiento aplicado por las fuerzas del orden.

“Actuamos de manera preventiva hasta que finalmente nos vimos obligados a disparar los gases lacrimógenos debido a que la multitud comenzó a atacarnos, actuando anárquicamente y quemando vehículos”, expresó Afinta.