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Los manifestantes sortearon las barricadas de seguridad, treparon a los techos, rompieron ventanas e invadieron los tres edificios.

Cientos de simpatizantes del expresidente brasileño Jair Bolsonaro irrumpieron violentamente el domingo en el Congreso, la Corte Suprema y el palacio presidencial, ubicados en la ciudad de Brasilia, en señal de desconocimiento de los resultados de las elecciones de finales del año pasado, y justo una semana después de la toma de posesión del izquierdista Luiz Inácio “Lula” da Silva.

Los manifestantes sortearon las barricadas de seguridad, treparon a los techos, rompieron ventanas e invadieron los tres edificios, que permanecían prácticamente vacíos durante el fin de semana. Algunos hasta llegaron a pedir una intervención militar para restaurar en el poder al ultraderechista Bolsonaro o expulsar a “Lula” de la presidencia.

La policía disparó gases lacrimógenos en sus esfuerzos por recuperar los edificios, y algunas imágenes televisadas mostraban a los efectivos escoltando a los manifestantes por una rampa del palacio presidencial con las manos atadas a la espalda. A primeras hora de la tarde, cuando se comenzaba a restablecer el control de los edificios por parte de las autoridades, el ministro de Justicia, Flavio Dino, indicó en una rueda de prensa que alrededor de 200 personas habían sido arrestadas y que los agentes todavía se encontraban dispersando a los grupos más radicales.

En una comparecencia ante los medios desde el estado de Sao Paulo, “Lula” acusó a Bolsonaro fomentar la violencia entre los “fanáticos fascistas”, y leyó un decreto recién firmado en el que autoriza al gobierno nacional para tomar las medidas de seguridad necesarias en el distrito federal.

“Estas acciones no tienen precedentes en nuestra historia, y las personas que las realizaron deben ser castigadas”, dijo el mandatario.

El canal de televisión Globo News mostró a los manifestantes vistiendo los colores verde y amarillo de la bandera nacional, que también son utilizados como símbolos de los movimientos conservadores en Brasil y que fueron adoptados por los partidarios de Bolsonaro.

Bolsonaro, quien abandonó el país con destino a Florida antes de la toma de posesión de “Lula”, repudió la acusación del actual presidente. Mediante un mensaje publicado en la red social Twitter, aseguró que la protesta pacífica debe estar garantizada en una democracia, pero que el vandalismo y la destrucción de bienes públicos son “excepciones a la regla”.

El incidente recordó el asalto al Capitolio de Estados Unidos por parte de los partidarios del entonces presidente Donald Trump, ocurrido el 6 de enero de 2021. Los analistas políticos advirtieron durante meses que una tormenta similar era posible en Brasil, dado que Bolsonaro ha criticado constantemente al sistema electoral brasileño, sin pruebas que evidencien sus acusaciones. Cabe destacar que los resultados de la última votación fueron reconocidos como por políticos de diversas facciones, incluidos algunos aliados de Bolsonaro, así como por cientos de gobiernos extranjeros.