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Bernardo Arévalo, un político centrista con un fuerte discurso contra la corrupción, fue elegido como nuevo presidente de Guatemala en las elecciones que tuvieron lugar el pasado domingo.

Con el 100% de los votos escrutados, los resultados preliminares otorgaron a Arévalo el 58% de los votos, contra el 37% de la ex primera dama Sandra Torres. Sin embargo, la Fiscalía General podría impedir a Arévalo la toma del poder, ya ha abierto un caso en el que se cuestiona la legalidad de su partido.

Arévalo, cuya victoria ha sido considerada como una bofetada a la clase política tradicional, es representante del Movimiento Semilla, una organización política que es investigada por la Fiscalía General debido a supuestas irregularidades en las firmas recolectadas para su registro oficial.

“Existe una persecución política que se está ejecutando mediante instituciones y jueces que han sido corrompidos”, expresó Arévalo la noche del domingo. “Esperamos que la contundencia de nuestra victoria haya dejado claro que los intentos para destruir nuestro proceso electoral no rendirán frutos. El pueblo guatemalteco se ha expresado con fuerza”, agregó.

En este sentido, el presidente del Congreso, Edmond Mulet, comentó que él mismo vivió una situación similar cuando se presentó como candidato en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, ya que la Fiscalía General abrió tres casos contra él y contra el partido Cabal, al cual pertenece.

“En otros países, los ciudadanos hubiesen tomado las calles desde hace tiempo, pero en Guatemala la solución es la migración”, aseguró Mulet, haciendo referencia a los miles de guatemaltecos que han huido hacia Estados Unidos y otras naciones vecinas. “Esa situación ha actuado como válvula de escape. En otro contexto, ya habríamos presenciado un estallido social”, añadió.

Asimismo, el experimentado político opina que existen varios escenarios para que Arévalo tome el poder, pero todos supondrían un costo político elevado.

El primero de ellos consistiría en la suspensión del Movimiento Semilla, con Arévalo asumiendo la presidencia sin partido. Si esto se da, es casi seguro que desde el Congreso comenzarán a surgir iniciativas para destituirlo de su cargo y pondrían obstáculos para promover cualquier legislación.

En el segundo escenario, según Mulet, la Fiscalía General cancelaría la persona jurídica del Movimiento Semilla, lo que podría conducir a la justicia a decretar que, debido a que el partido se registró incorrectamente, todo lo que ocurrió después, incluida la nominación de Arévalo, quedaría anulado y no podría asumir la presidencia.

Por su parte, Eduardo Núñez, director de la sucursal en Guatemala del Instituto Nacional Demócrata (NDI, por sus siglas en inglés), ha criticado la polarización del país y la judicialización del proceso electoral, vaticinando que “unas nuevas elecciones podrían tener lugar pronto”.