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El IPC registró este último mes un incremento de 0.8%.

El índice de precios al consumidor en Estados Unidos volvió a mostrar un pico en el mes de abril y condujo a la tasa de inflación a su mayor nivel en los últimos 13 años, de acuerdo con cifras oficiales. Esto señala una fuerte presión sobre la economía, marcada últimamente por recortes una aguda escasez de suministros que está elevando el precio de varios productos y servicios.

El IPC registró este último mes un incremento de 0.8%, el mayor registrado desde el año 2009. Es importante destacar que, según estimaciones de los expertos, este índice solo alcanzaría un modesto 0.2%. Por su parte la inflación se ubicó en un 4.2% interanual, lejos del 2.6% del mes anterior.


Algunos analistas señalan que la rápida reapertura de la economía estadounidense es una de las causas principales de esta situación. Los negocios no pueden cubrir toda la demanda, y la cadena de suministros sufre de frecuentes cuellos de botella debidos a las restricciones globales a causa de la pandemia de COVID-19, haciendo que diversos insumos escaseen y, en consecuencia, los productos dependientes de ellos se vuelvan más caros. Un caso especial es el del robusto sector manufacturero norteamericano: por ejemplo, la seria escasez de componentes electrónicos ha mantenido a raya la producción de vehículos y otros bienes de consumo.

Desde el gobierno  aseguran que esta situación será solo temporal. Afirman que la inflación retrocederá a lo largo del próximo año, cuando la situación de la pandemia sea dejada atrás gradualmente, las personas vuelvan a sus lugares de trabajo y la economía mundial comience a recuperarse paulatinamente.

Empero, los expertos opinan que este incremento inflacionario refleja un mal mayor. Algunos explican que los Estados Unidos podrían estar entrando en su mayor espiral inflacionaria en décadas. Estiman que los grandes estímulos fiscales dictados desde la Casa Blanca están afectando seriamente el equilibrio económico, y juzgan la posición complaciente de la Reserva Federal.

Sin embargo, desde el ente emisor muestran confianza en que el vendaval es pasajero, y que, tal como se mencionó anteriormente, para el año entrante las aguas volverán a su cauce. No obstante, si las estimaciones son incorrectas,  la Reserva Federal podría verse obligada a elevar las tasas de interés mucho antes de lo esperado, y con ello se correría el riesgo de socavar el incipiente crecimiento económico logrado, generando así un cataclismo de proporciones inimaginables.