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Se espera que el número de víctimas aumente a medida que los equipos de rescate trabajan en la remoción de escombros en diversos pueblos y ciudades.

Un poderoso terremoto de magnitud 7.8 sacudió el sureste de Turquía y el norte de Siria la madrugada del lunes, derribando cientos de edificios y causando la muerte de al menos 1.300 personas. Se espera que el número de víctimas aumente a medida que los equipos de rescate trabajan en la remoción de escombros en diversos pueblos y ciudades.

El temblor ocurrió en un momento en el que los residentes de la zona se encontraban descansando en sus casas, de las cuales tuvieron que huir, quedando a la intemperie en medio de una noche de invierno fría, lluviosa y nevada.

El sismo, que se sintió tan lejos como en la capital de Egipto, El Cairo, tuvo su epicentro al norte de la ciudad de Gaziantep, capital de la provincia homónima ubicada en el sur de Turquía.

El terremoto causó grandes estragos en Siria, un país maltratado por años de guerra civil. Cabe destacar que la zona de mayor afectación está actualmente dividida entre el territorio controlado por el gobierno del presidente Bashar Al-Assad, y el último enclave del país controlado por la oposición.

En aquellos puntos controlados por la oposición conviven unos 4 millones de personas desplazadas de otras partes del país por los combates, la mayoría de las cuales habita en edificios que ya han sido destruidos por los bombardeos anteriores.

Los recintos sanitarios se vieron colmados en pocas horas debido a la cantidad de heridos, mientras que un hospital materno tuvo que ser evacuado debido al riesgo de falla estructural.

En Turquía, las personas que intentaban huir de las ciudades provocaron embotellamientos en el tráfico, entorpeciendo las labores de rescate. Asimismo, las autoridades ordenaron abrir las mezquitas y utilizarlas como refugio temporal, considerando el crudo invierno que atraviesa el país.

Por otro lado, el Servicio Geológico de Estados Unidos informó que al sismo inicial de 7.8 grados le siguieron al menos 20 réplicas, una de las cuales llegó a ser de magnitud 6.6.

El vicepresidente turco, Fuat Oktay, señaló que, además de la potencia del evento, los rescatistas tienen que lidiar con condiciones climáticas “severas”.

“Desafortunadamente, también luchamos con condiciones climáticas extremadamente severas”, aseguró Oktay.

“Esperamos poder superar esta tragedia lo más rápido posible y de la mejor manera”, escribió en Twitter el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Desde diversas partes del mundo no se han hecho esperar las muestras de solidaridad. Países como Rusia, Alemania o Taiwán han ofrecido ayuda económica.