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La FED se está viendo obligada a actuar de forma más agresiva para controlar la demanda y frenar el aumento de los precios al consumidor.

La Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés) aseguró esta semana que está lista para continuar combatiendo la creciente inflación con otro gran aumento de las tasas de interés, a pesar del riesgo de caer en una recesión profunda justo en un momento en el que la economía está dando muestras de desaceleración.

Con la inflación acelerándose inesperadamente a un nuevo máximo de 40 años en junio, la FED se está viendo obligada a actuar de forma más agresiva para controlar la demanda y frenar el aumento de los precios al consumidor.

No obstante, han comenzado a aparecer los primeros indicios de que la economía está comenzando a enfriarse: la cantidad de estadounidenses que solicitan beneficios de desempleo ha aumentado gradualmente, las empresas han anunciado despidos o congelación de contrataciones y el mercado inmobiliario ha disminuido su actividad. Asimismo, el PIB se desaceleró en el primer trimestre del año un 1.6% y se espera que los resultados del segundo trimestre sean similares.

A pesar de estas circunstancias, para los expertos de la FED la prioridad es controlar la persistente subida de precios, incluso si esto desencadena una recesión. El presidente de la institución, Jerome Powell, aseguró en una rueda de prensa que no atacar la inflación sería un “error mayor” que disminuir el crecimiento y provocar una recesión.

Las autoridades del banco central estadounidense elevaron la tasa de interés de referencia en 75 puntos básicos en junio, algo que no sucedía desde 1994, e indicaron que es posible otro aumento de esa magnitud en julio.

El índice de precios registró en junio pasado un incremento de 9.1% con respecto al mismo mes de 2021, marcando el ritmo de inflación más rápido desde diciembre de 1981. Esta escalada estuvo impulsada en gran medida por los bienes cotidianos, incluida la gasolina, los comestibles y los alquileres.

Dadas estas alarmantes cifras, se espera que la FED imponga un segundo aumento de tres cuartos de punto, medida que sería anunciada para este miércoles. Esto marcaría el cuarto aumento consecutivo desde marzo y colocaría la tasa clave en un rango de 2,25% a 2,5%, el más alto desde que comenzó la pandemia de COVID-19 hace más de dos años.

Es importante aclarar que el aumento de las tasas de interés tiende a generar tasas más altas en los préstamos comerciales y de consumo, lo que ralentiza la economía al obligar a los empleadores a reducir el gasto. Las tasas hipotecarias ya se acercan al 6%, las más altas desde 2008, mientras que algunos emisores de tarjetas de crédito han aumentado sus tasas hasta el 20%.

A pesar de que desde la FED siguen confiando en que pueden desacelerar el crecimiento lo suficiente como para controlar la inflación sin arrastrar a la economía a una recesión, los expertos se muestran cada vez más escépticos de que estas medidas puedan surtir el efecto deseado.